sábado, 15 de noviembre de 2014

Soneto XCIII

traducciones libres y despreocupadas


Continúo con esta serie de traducciones que no intentan reproducir con fidelidad las palabras de William Shakespeare, si no el ánimo y el vuelo de su retórica, el ritmo, la musicalidad de su lenguaje poético. A fin de evitar ofender a nadie, considero esto menos una traducción que una interpretación de su obra.
































Debo entonces acostumbrarme 
y suponer 
que tu amor es sincero,
y quererte como quiere un amante resignado.
Aunque tal vez tu corazón acaricie
aquello que yo siento,
no sé leer en tu rostro si es a mí
a quien prefieres a tu lado.

No podría adivinar 
en tus tenues y cándidas facciones
si es angustia, amor
o desprecio,
los sentimientos que has de profesarme.
Ya ves, las palabras que estos versos componen 
con la tinta viciada fueron escritas
de gestos, muecas y otras 
arbitrariedades.

Y es que los cielos, en su grandeza,
han dispuesto
que se preserve tu talante inmune
a las aflicciones cotidianas
cualesquiera sean
tus pasiones o pensamientos,

tu mirada no podría probarme 
más que una tierna bondad humana.
Como la manzana y Eva, 
estoy rendido ante tu gracia; y como ella,
en tu virtud, no manifiestas
lo que tu corazón
demuestra.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario