sábado, 30 de noviembre de 2019

Un actor se prepara


Para mí, el cine son cuatrocientas butacas que llenar.
Alfred Hitchcock


  Un actor se prepara…
  … experimenta el calor artificial de las luces, dejar ir su sombra…
  … un actor se prepara…
  … adopta otras formas su cuerpo, murmura sonidos ignorados que ahora lo habitan, contempla el abismo que separa al mundo de lo que realmente es, observa la magia que provoca el milagro, sus sentidos se aturden con docilidad…
  … un actor se prepara…
  … experimenta el calor artificial de las luces, dejar ir su sombra, adopta otras formas su cuerpo, murmura sonidos que ahora lo habitan, contempla el abismo que separa al mundo de lo que realmente es, observa la magia que provoca el milagro, sus sentidos se aturden con docilidad, se siente fluir y perderse dentro suyo, teme que su cuerpo se entumezca al pisar la oscuridad…
  … un actor se prepaa…
  … y soporta la memoria de los movimientos de su cuerpo, representa inmutable su propio engaño, como padre, como hijo, como hermano; como escritor, médico, profesor, recepcionista; como esposo, amante, novio olvidado; con fantasías, sus deseos, sus miedos, sus levedades; con su pesada marcha dentro y fuera de esa multitud mansa que mira cómo…
  … un actor se prepara…
  … experimenta el calor artificial de las luces, deja ir su sombra…
  … y mira cómo otros miran…
  … y un actor se prepara…
  … adopta otras formas su cuerpo, murmura sonidos ignorados que ahora lo habitan, contempla el abismo que separa al mundo de lo que realmente es, observa la magia que provoca el milagro, sus sentidos se aturden con docilidad…
  … otro actor se prepara…
  … experimenta el calor artificial de las luces, dejar ir su sombra, adopta otras formas su cuerpo, murmura sonidos que ahora lo habitan, contempla el abismo que separa al mundo de lo que realmente es, observa la magia que provoca el milagro, sus sentidos se aturden con docilidad, se siente fluir y perderse dentro suyo, teme que su cuerpo se entumezca al pisar la oscuridad… 
  … ese actor se prepara…
  … y soporta la memoria de los movimientos de su cuerpo, aunque le resulta imposible ver su propia sombra, representa inmutable su propio engaño, una alegoría en tres dimensiones, desde una cuarta persona, y ya nadie es el espectador, tampoco el protagonista, ni su sombra; somos entretenedores, presentadores, de cómo nos gustaría que nos vieran, sin siquiera pensar por un segundo en intentar hacerlo; nadie quiere promesas, ni quiere serla, somos la farsa de la farsa; ya no importa lo que inventamos para que nos miren, nada más que nos miren, no importa cómo ni por qué, sino cuántos, que nos miren, que miren la forma en que miramos a esos otros que a su vez miran que alguien también está mirando cómo…
  … un actor se prepara…

La cueva de las manos (imágenes rupestres), Argentina - Patrimonio de la Humanidad